La inexperiencia, el miedo y la desesperación arrastran a la muerte a
muchas personas que se encuentran en situaciones aparentemente graves.
Supervivencia en la mar significa aprovechar al máximo lo disponible e
improvisar con objeto de prolongar la vida en condiciones adversas.
Las agresiones que originan la muerte al naufrago son:
- Asfixia, mata en minutos
- Intemperie, mata
en horas
- Sed, mata en días
- Hambre, mata en semanas
- Miedo, que ayudado por la
intemperie puede producir la muerte en horas
Lucha contra la asfixia
La muerte por ahogamiento se da principalmente en el instante del
naufragio.
Ciertos factores la favorecen como el estado de la mar y su
temperatura, la insuficiencia de chalecos disponibles, el diseño inadecuado de
los mismos y el peso de la ropa que lleva el naufrago.
Flotar a toda costa
Una vez en el agua debemos vencer el impulso natural al pánico y
alejarnos del lugar del siniestro. Un chaleco salvavidas es importante; si el
calzado es pesado el naufrago se lo quitara, aunque siempre conservando los
calcetines. La camisa y los pantalones, al estar húmedos, pueden inflarse y
sostener parte del peso del cuerpo.
Podemos, por tanto, mejorar nuestra flotabilidad quitándonos los
pantalones y haciendo un nudo en cada pierna a la altura del tobillo, después
los alzaremos sobre la cabeza y los sumergiremos violentamente hacia adelante.
Se oprimirá la cintura bajo el agua dejando que las piernas infladas nos
sostengan.
Brazada de flotación
Su objeto es procurar la flotabilidad, aprovechando el aire de los
pulmones.
Requiere una posición vertical y totalmente sumergida. El cuerpo debe
estar como colgado dentro del agua. Para tomar aire se agitan suave y
alternativamente las piernas hacia adelante y hacia atrás. Los antebrazos se
llevan hacia adelante y se levanta la cabeza. Por la nariz se expulsa el aire y
por la boca se inspira, para volver a la posición de colgado en el agua.
Si los supervivientes son varios y flotan con chaleco pueden ayudar a
los que no lo posean o a los mas débiles, cogiéndose de los brazos y formando
un circulo; además, de esta forma serán mas visibles para los equipos de
rescate.
La temperatura de nuestro entorno es fundamental para poder alargar el
tiempo de supervivencia. Si el naufrago se encuentra en el agua, sin
posibilidad de subir a una balsa, debe tratar de mantener el cuerpo lo más
templado posible.
La cabeza, el tronco y la ingle son zonas a proteger prioritariamente
y por ello es importante tomar ropa de abrigo al abandonar el barco.
Si vestimos chaleco salvavidas podemos adoptar una postura que
disminuya en lo posible la perdida de calor. Mantendremos la cabeza incluida la
nuca, fuera del agua, con los antebrazos cruzados por delante del tronco y
levantadas las rodillas para cubrir el bajo vientre.
Si el naufrago se encuentra a bordo de una balsa tendrá mas
posibilidades de vencer en la lucha contra la intemperie. En esta situación,
vestir ropa abundante y chaleco salvavidas sigue siendo norma
fundamental.
Una vez en la balsa alguien debe tomar la dirección de la misma y hay
que evitar el desconcierto dentro del pequeño habitáculo. En caso de que haya
heridos se les deberá poner en la postura más cómoda posible, quitándoles el
chaleco, abrigándoles y aliviándoles con el botiquín de urgencia.
Durante las primeras horas, incluso con mares tranquilas, más de la
mitad de los náufragos se marean. Es necesario que el responsable de la balsa haga
tomar a todos un comprimido contra el mareo. La fase de adaptación al
movimiento de la balsa es de unos tres días.
Organizar guardias en la balsa y tratar de que el
resto de los náufragos descansen
Dormir en una balsa es difícil pero debe procurarse hacerlo. El
chapoteo continuo del agua contra el suelo de la balsa, el balanceo, la
incertidumbre y la humedad dificultan el sueno. La imposibilidad de dormir
origina un agotamiento peligroso y por ello hay que intentarlo aunque sea a
cortos periodos.
Permanecer sentados en un bote neumático durante horas o días puede
constituir un tormento físico y psíquico. La inmovilidad de postura y el roce
continuo contra las paredes y suelo propician ampollas en los muslos y nalgas,
así como calambres musculares que impiden incorporarse.
El agua salada elimina la humedad natural de la piel y, tras varias
horas de sequedad, esta se vuelve quebradiza. Igualmente los labios se agrietan
y las ampollas en continuo roce se abren convirtiéndose en llagas purulentas en
las que penetra la suciedad y el salitre.
La sal forma incrustaciones en el pelo, en las cejas y en la barba
creciente.
La cabeza y el cuerpo pican, los ojos se irritan y el más mínimo
arañazo duele.
Entonces no es exagerado pensar que un naufrago al cabo de pocos días
estará muy débil.
Pequeños ejercicios con los brazos y piernas ayudaran a desentumecer
los músculos. Prestar una atención especial a mover los dedos de los pies,
incluso dándoles masajes para activar la circulación. Si el tiempo es frio,
permanecer juntos.
Mantener el suelo de la balsa seco, utilizando las esponjas y
achicadores.
El alcohol aumenta la perdida calorífica del cuerpo en razón de la
vasodilatación periférica que origina. La sensación de calor que se pueda
experimentar se debe a un trasvase de temperatura del núcleo del cuerpo al
exterior y entonces se está facilitando el enfriamiento interior del cuerpo. Es
por ello, por lo que no se debe injerir bebidas alcohólicas.
Si se dispone de chaleco esta postura
disminuirá la pérdida de calor en el cuerpo
Agrupamiento para ayuda a los más
débiles
En climas cálidos, se permanecerá a la sombra del toldo. La ropa
húmeda y pequeños baños, siempre con un cabo atado a la cintura, ayudaran a
limitar la evaporación del cuerpo. Es importante usar crema protectora; algunos
supervivientes han recurrido al aceite del motor que no ha dado resultado ya
que ataca a las heridas.
Lucha contra la sed
El agua es un elemento fundamental sin el cual no se puede subsistir.
Las balsas disponen de 1,5 litros de agua dulce por persona, cantidad que es
insignificante si es que no hay esperanza de recibir ayuda inmediata.
Navegando por zonas de calor es una práctica recomendable el
establecer reservas de agua en bidones de plástico distribuidos por diferentes
lugares del barco; estos bidones no deben de llenarse totalmente con objeto de
que posean flotabilidad en caso necesario.
En el caso de siniestro se arrojaran por la borda tales recipientes
que al permanecer a flote pueden ser recogidos posteriormente. En cualquier
caso, es conveniente no beber agua durante las 24 horas siguientes al
naufragio, ya que por un lado el organismo no la retendrá y por otro las
células poseen todavía la suficiente hidratación.
Agua de condensación
Es una fuente de agua poco común pero que ha salvado vidas. Para que
se produzca es necesario un clima en el que las diferencias diurnas y nocturnas
de temperatura sean bastante elevadas, de modo que en la segunda parte de la
noche se origine el rocío. En este caso permanecer atentos a las superficies
expuestas al aire, que deben limpiarse de incrustaciones de sal, ya que una
capa de finas gotitas de agua dulce puede recogerse con una esponja o un paño.
Agua de lluvia
Es sin duda el principal recurso para el naufrago. Es importante, en
cuanto los primeros síntomas de lluvia se aprecien, limpiar con abundante agua
de mar el toldo de la balsa o superficie receptora, para disolver la sal
depositada en él.
Este lavado debe continuar con las primeras gotas de agua de lluvia.
Se deberá almacenar toda el agua recogida para ser administrada posteriormente.
Agua dulce a partir del agua salada
Existen dos procedimientos que no se suele llevar a cabo con los
medios de que se dispone en una balsa salvavidas, pero que se pueden prever.
El primero es el destilador solar. Se trata de una bolsa de plástico
en forma redonda o de cono hinchable con la boca. Por su parte superior se
introduce el agua de mar que va cayendo lentamente sobre una superficie
esponjosa, situada en la parte baja del balón y aislada de las paredes del
mismo. En esta esponja el agua, por efecto del calor concentrado en ella, se
evapora y se condensa en las paredes del globo. Poco a poco, por gravedad, se
irá depositando en el fondo del mismo, del cual se extrae por el mismo tubo que
sirve para insuflarlo. Hay modelos que consiguen 1,5 litros de agua dulce por
día en el ecuador y medio litro por día en latitud de 50° norte.
El segundo modo de obtención de agua dulce es, como el anterior, de
reducidas dimensiones. Se trata de una bolsa de goma en la que se introduce
agua de mar. En su interior hay unas tabletas de una sustancia sintética
intercambiadora de iones, una zeolita de plata y de bario. Es suficiente con
agitar el recipiente, de vez en cuando, durante 30 minutos para que el cloruro
de sodio y las sales de magnesio del agua de mar, se transformen en sulfato
bórico y cloruro de plata, ambos insolubles, que se depositan en el recipiente.
Extraída el agua dulce se podría repetir la operación con las mismas tabletas.
Agua salada
Hay algunos que opinan que en ningún caso se debe beber agua de mar,
pero ha habido náufragos que la han tomado y han sobrevivido. Algunos han
tomado medio litro por día, bebidos de forma fraccionada en ocho o diez tomas
de dos o tres tragos, sin sobrepasar los seis días. Si se posee agua dulce se
puede alternar tomando un día agua salada y otra agua dulce. Hay algunos que su
método consistió en mezclar un 25% de agua salada con agua dulce.
Lucha contra el hambre
El hambre es la agresión menos peligrosa para el naufrago. El hombre
puede permanecer varias semanas sin comer, a condición de que beba y consuma
pocas energías. No debe olvidar un naufrago que parte de sus necesidades de
agua dulce lo pueden suplir con alimentos que obtengan del mar. Las fuentes de
alimentación del naufrago son:
- Las raciones de
supervivencia de la balsa
- Los peces
- El plancton
- Las tortugas
- Los crustáceos
- Las algas
- Los pájaros
Las raciones alimenticias que portan las balsas están compuestas de
caramelos de azúcar de cebada, galletas y latas de preparados ricos en grasa,
proteínas e hidratos de carbono, y pobres en sales.
Los peces, al igual que las distintas fuentes de alimentación marinas,
no son fáciles de obtener los primeros días. Todos los relatos de náufragos
coinciden en señalar que no han sido capaces de pescar en los primeros días,
pero que hay que insistir hasta conseguirlo. El fondo de la balsa suele ser
negro y a él acuden pequeños peces, primero para aprovechar su sombra y días
mas tarde para alimentarse de las incrustaciones vegetales que se van formando.
Con paciencia, ingenio y suerte es posible obtener pequeños peces que habrán de
consumirse crudos.
El plancton formado por minúsculos crustáceos, larvas, etc., es un
alimento rico en proteínas, minerales y vitamina C. Este alimento
semi-invisible se puede tratar de obtenerlo con el ancla flotante, con las
mangas de una camisa o con unas medias femeninas que es el tejido ideal.
Lucha contra el miedo
Confianza y seguridad son razones que llevan al naufrago a mantenerse
vivo, atento al socorro. A algunos les ayuda rezar, a otros su voluntad de
sobrevivir o la confianza en su capacidad.
De cualquier forma, alguien debe influir sobre los demás para imponer
ánimo y disciplina en la balsa. Algunas personas se quedan inmovilizadas por el
miedo pero no hay duda de que el considerar las técnicas de supervivencia puede
llegar a ser la base del éxito.
Ancla de capa
Dentro del equipo de una balsa se deberá llevar dos anclas flotantes o
de capa. Una de ellas será de respeto y la otra permanentemente firme de forma
que al inflarse, el bote quede orientado con respecto al viento. Llevaran
grilletes en ambos extremos del cabo y serán de un tipo que no esté expuesto a
quedar vuelto del revés entre sus vientos.
El ancla de capa es muy útil para aguantar ≪a la capa≫ y resistir el mar y viento.
El tamaño adecuado del ancla flotante es en cada caso el que se ajuste
a las necesidades dadas, considerando la velocidad del viento y la velocidad de
deriva de la embarcación, en la que formulas empíricas pretenden dar una
aproximación al tema en función de la relación diámetro del ancla flotante y la
eslora del bote.
No obstante, se dan como orientativas diámetros de boca entre 60 y 75 cm, y en su constitución se recomienda que sean de lona de cáñamo o fibra sintética. El ancla flotante llevara una estacha resistente y un cabo guía que se pueda asir firmemente cuando esta mojado. El largo del cabo de remolque será de tres veces la eslora del bote, y el cabo de leva de tres veces la eslora del bote mas cuatro metros.